Tres pasos indispensables para el cuidado de heridas


Tres pasos indispensables para el cuidado de heridas

Tres pasos indispensables para el cuidado de heridas

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La piel es el órgano más grande del cuerpo y funciona como barrera protectora frente al exterior gracias a sus complejos mecanismos celulares e inmunológicos. Nos protege de enfermedades, temperaturas extremas y lesiones como golpes y quemaduras.

Cuando sufrimos alguna lesión, se genera una herida. Es allí donde existe riesgo de que agentes externos ingresen al organismo y desaten una infección.

La mayoría de las heridas suelen producirse en las extremidades, en zonas como los codos o las rodillas, que están en continuo movimiento y son difíciles de curar. No obstante, un cuidado inadecuado de estos daños menores puede producir infecciones y cicatrices permanentes. Por eso, es importante conocer el procedimiento para tratar correctamente una herida, sin saltearse los tres pasos fundamentales.

Antes que nada, se debe identificar la gravedad del daño. Si se trata de una herida leve o si es necesaria la intervención de un especialista de la salud.  Pero existen heridas de menor riesgo, como por ejemplo cortes leves o raspones. Para estas lesiones, tanto en adultos como en niños, es posible realizar curaciones domésticas, siempre y cuando se siga el procedimiento completo.

Los pasos a tener en mente para curar las heridas leves son 3: LIMPIAR, PROTEGER y CURAR.

  1. Limpiar y desinfectar la herida

El primer paso es desinfectar la herida para evitar que ingresen gérmenes en el organismo. Para eso, son ideales los productos en spray que limpian de forma antiséptica sin ardor y con buena tolerabilidad en la piel dañada. Los más recomendados son los que contienen polihexanida en su fórmula, un polímero utilizado como desinfectante y antiséptico. Se debe colocar simplemente el spray en la zona afectada. 

  • Proteger la herida con Curitas

La creencia de que las heridas necesitan estar al aire libre para curarse mejor es un mito. Las lesiones deben cubrirse para evitar infecciones provocadas por bacterias del exterior. Además, hay que protegerlas de la luz solar, porque de verse expuestas a la radiación se puede producir una inflamación de la zona de la herida, lo que dificulta aún más su cicatrización. La solución más eficiente y confiable son las clásicas Curitas, que son pequeños parches de material fino y flexible que proveen a la piel de un ambiente en condiciones ideales para curarse. Estas bandas elásticas protegen la piel irritada, y evitan que tenga contacto con el exterior.

  • Curar la herida

Si bien los primeros pasos indican desinfectar y proteger las zonas dañadas, es importante saber que esto no contribuye a una óptima cicatrización de las heridas. Es necesario curarlas con algún producto que ayude a la regeneración de la piel.

La mejor opción son los ungüentos con fórmula a base de parafina y vaselina, que ayudan a cicatrizar la piel de forma rápida. Así, forman una película protectora que evita que la herida se seque y facilitan una óptima regeneración.

Los mejores ungüentos vienen sin fragancias, conservantes ni colorantes, para no irritar aún más la piel lastimada.

Siguiendo esta rutina de tres pasos, es posible curar las heridas definitivamente, regenerando los tejidos sin dejar marcas, evitando infecciones y cuidando la piel cuando más lo necesita. 

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