Con estabilidad cambiaria, el crédito tiene piso


Con estabilidad cambiaria, el crédito tiene piso

Con estabilidad cambiaria, el crédito tiene piso

Martín Redrado
Director de Fundación Capital


En el marco de la finalización del programa de emergencia que lleva adelante el gobierno nacional, la producción se contraerá 1,3% en 2019, donde el fuerte impulso del agro (23% i.a.) no será suficiente para revertir la baja anual. Asimismo, si bien el primer cuarto del año fue el piso de la recesión y en algunos segmentos se comenzó a evidenciar una tenue desaceleración en el ritmo de caída anual, esto en parte se debe a una muy baja base de comparación. De hecho, en el primer semestre la economía se situó en un mínimo en siete años, con una caída del orden del 2,9% i.a.. En la segunda mitad, la actividad económica mostrará una tenue mejora (0,5% i.a.), siempre y cuando no se evidencie un proceso de dolarización de carteras más agudo. En este marco, los préstamos en pesos al sector privado muestran una desaceleración en su caída y podrán verificar una recuperación, en la medida que no haya inestabilidad cambiaria. No obstante, el contexto de tasas altas y morosidad en aumento pone un límite a la mejora, por lo que el financiamiento bancario en moneda local cerrará el año con un alza del 16% i.a. en términos nominales. En el mes de julio, el financiamiento en pesos al sector privado registró un descenso del 0,5% i.a. en términos nominales y del 35,7% i.a. en términos reales (30 días promedio móvil al 24-jul). Resulta interesante que siquiera el sector más dinámico de la economía se mostró como un demandante de crédito. En efecto, el agro sólo verificó un alza del 1,5% i.a. en su stock de créditos en pesos. Vale mencionar que este sector tiene mayor acceso al financiamiento en moneda extranjera, el cual representa un 55% de sus préstamos captados, y que el mismo aumentó un 3,5% i.a. en dólares. No obstante, al comparar el stock de crédito destinado al agro en ambas monedas respecto del PBI a precios corrientes, se observa que la participación del financiamiento bancario se redujo del 29,3% en el primer trimestre del año pasado al 25,6% en igual período de 2019. Más allá de la importante baja del crédito, los últimos datos exhiben una desaceleración e incluso un posible piso. Así, los préstamos en pesos al sector privado en términos reales verifican una baja mensual del 1,7% en el último mes (vs. -2,7% el mes anterior), el menor ritmo de caída en más de un año. En particular, el financiamiento comercial registró una disminución del 0,05% mensual. De esta forma, el menor ritmo de descenso parece evidenciar que la contracción del crédito podría estar encontrando un piso, al menos en este segmento. Un aspecto por monitorear en el actual contexto de tasas altas y menor actividad económica es la evolución de la morosidad. La irregularidad del crédito al sector privado mostró una dinámica al alza. Para familias, la morosidad alcanzó el 4,9% del total de préstamos en mayo (vs. 3,4% en may-18), el porcentaje más alto desde 2009. En tanto, el financiamiento bancario a empresas registró un ratio de irregularidad del 4,2% (vs. 1,1% en may-18), máximo desde 2006. En consecuencia, el stock de préstamos que no están en situación normal se ubicó en 4,5% del total en el quinto mes del año (vs. 2,2% en may-18). Así, un alto ratio de morosidad en un contexto de altas tasas de interés ponen un freno adicional a la recuperación del crédito. De este modo, algunos indicadores del mercado crediticio parecen señalar un piso en la caída, en la medida que no haya inestabilidad cambiaria. Por ende, podría evidenciarse una recuperación a partir del tercer trimestre del año, aunque lenta, en línea con un tibio rebote de la actividad económica (+ 0,5% i.a. proyectado en el segundo semestre en nuestro escenario base). Sólo un programa de estabilización que reduzca las tasas de inflación permitirá una vigorosa recuperación del crédito.

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